El conde d´Anjou fue el futuro Enrique II de Plantagenet; tenía un carácter duro, una fuerza volcánica, una asombrosa cultura y era muy seductor; cuello de toro y cabellos rojizos cortados al ras; había encantado a la reina de Francia, casada con un anciano muy religioso y mucho mayor que ella. ella tenía 27 años y dos hijas del Rey . Enrique tenía 19 años. Obtuvo el divorcio del beato rey y dos meses después tomaba por marido a Enrique II, al cual además le aportaba una dote inmensa al oeste de Francia: la región de Aquitania, Limousin, Gascogne, Toulouse y Auvergne.
Enrique II a su vez había heredado por parte de su madre Matilde, el ducado de Normandía y por su padre, Le Maine y L’Anjou; además era rey de Inglaterra y mucho más poderosos que el rey francés. De los treinta y cinco años de reinado pasó trece fuera de Bretaña. Durante cinco años no se movió de Normandía. A los ojos de los franceses era casi un emperador e Inglaterra una simple provincia de su reino.
Los rebeldes no osaban resistirse; no podían edificar fuertes sin su permiso. Numerosos impuestos servían para pagar las campañas y a los mercenarios. Los nobles, mientras tanto, perdieron el hábito de la guerra, reemplazándolo por justas y torneos.
Entre Normandía, Aquitania e Inglaterra, los lazos eran artificiales. Sin duda Enrique II soñaba con ser rey de Francia y de Inglaterra. Si esto hubiera sucedido, Inglaterra habría pasado a ser una provincia más de Francia, tal vez durante siglos.
Conflicto CON THOMAS BECKET
El arzobispo de Canterbury se lo recomendó al rey; fue nombrado canciller. Beckett era un hombre de 38 años, pura sangra normanda, hijo de un mercader de la ciudad; fue educado como gentilhombre; cuando su familia se arruinó, se hizo clérigo del Arzobispo de Normandía.
El soberano y su servidor se hicieron inseparables. El rey apreciaba a su joven ministro, buen caballero, capaz de divertirse sabiamente y trabajador eficaz. Gracias a él el orden se estableció. El éxito hizo del canciller un hombre poderoso. Cuando el Arzobispo murió, Enrique II lo nombró a Beckett. No era un monje y parecía más un soldado que un pastor, pero cuando aceptó y fue nombrado, se convirtió en un asceta. Dio todo su tiempo a las obras de caridad y a la oración. A su muerte, encontraron que usaba un cilicio sobre su cuerpo, porque “un dolor evita las tentaciones”.
El Arzobispado hizo del servidor del Rey, un rebelde y luego un santo; fue un perfecto ministro y más tarde un perfecto hombre deLa Iglesia.
Enrique II le pidió que un clérigo reconocido, culpable por la corte Eclesiástica, fuera degradado. Siendo laico, podría haberse liberado del brazo secular. Beckett rechazó el pedido real, aduciendo que un acusado no podía ser culpado dos veces por un solo crimen. El rey furioso convocó a un concilio y -bajo amenaza de muerte- Beckett firmó las Constituciones que le otorgaban la victoria al rey.
El soberano y su servidor se hicieron inseparables. El rey apreciaba a su joven ministro, buen caballero, capaz de divertirse sabiamente y trabajador eficaz. Gracias a él el orden se estableció. El éxito hizo del canciller un hombre poderoso. Cuando el Arzobispo murió, Enrique II lo nombró a Beckett. No era un monje y parecía más un soldado que un pastor, pero cuando aceptó y fue nombrado, se convirtió en un asceta. Dio todo su tiempo a las obras de caridad y a la oración. A su muerte, encontraron que usaba un cilicio sobre su cuerpo, porque “un dolor evita las tentaciones”.
El Arzobispado hizo del servidor del Rey, un rebelde y luego un santo; fue un perfecto ministro y más tarde un perfecto hombre de
Enrique II
Pero éste no se sentía comprometido por un juramento obligado. Condenado por una Corte de barones, con la cruz en la mano, vencido -aunque no domado- se fue y desde su refugio, comenzó a excomulgar a sus enemigos.
Por más poderoso que fuera el Rey, no lo era tanto para exponerse impunemente a ser excomulgado ni a tener problemas con el Pontífice privando a su pueblo de los sacramentos. Enrique II se reencontró con Beckett, se reconcilió aparentemente y le pidió que en adelante respetara las costumbres de su reino.
Apenas Beckett desembarcó en Inglaterra, le llegaron cartas del Papa, destituyendo a los obispos que durante la querella lo habían traicionado.
El Rey se enteró de la noticia festejandola Navidad en Francia. Su furia fue enorme. Reconocía que sus hombres eran cobardes que permitían que fuera burlado por el clero de menor condición que el de la realeza.
Cuatro caballeros partieron; atravesaronLa Mancha en el primer barco, llegaron a Canterbury, amenazaron al Arzobispo con las siguientes palabras: “absuelve a los obispos”. Beckett, hombre ahora de Iglesia, se negó con desprecio. Poco después su cerebro estaba diseminado por las espadas, ensuciando los escalones que llevaban al altar.
Cuando el Rey supo del crimen, estuvo desesperado y se encerró durante cinco semanas. Era lo suficientemente inteligente para saber que esta muerte era una inmensa victoria para Roma. El pueblo tomó partido por el mártir. Durante tres siglos el peregrinaje a Canterbury fue permanente en la vida de los ingleses. Todos los enemigos del rey se sublevaron llenos de coraje. Enrique II prometió renunciar a las Constituciones, devolver las confiscaciones, enviar dinero a los templarios para la defensa de la tumba de Cristo, construir monasterios y combatir a los irlandeses.
Por más poderoso que fuera el Rey, no lo era tanto para exponerse impunemente a ser excomulgado ni a tener problemas con el Pontífice privando a su pueblo de los sacramentos. Enrique II se reencontró con Beckett, se reconcilió aparentemente y le pidió que en adelante respetara las costumbres de su reino.
Apenas Beckett desembarcó en Inglaterra, le llegaron cartas del Papa, destituyendo a los obispos que durante la querella lo habían traicionado.
El Rey se enteró de la noticia festejando
Cuatro caballeros partieron; atravesaron
Cuando el Rey supo del crimen, estuvo desesperado y se encerró durante cinco semanas. Era lo suficientemente inteligente para saber que esta muerte era una inmensa victoria para Roma. El pueblo tomó partido por el mártir. Durante tres siglos el peregrinaje a Canterbury fue permanente en la vida de los ingleses. Todos los enemigos del rey se sublevaron llenos de coraje. Enrique II prometió renunciar a las Constituciones, devolver las confiscaciones, enviar dinero a los templarios para la defensa de la tumba de Cristo, construir monasterios y combatir a los irlandeses.
Pero su mujer y sus hijos se sublevaron contra él. Había hecho coronar rey de Inglaterra a su hijo mayor, sin otorgarle nunca el poder, y murió el hijo sin reinar; también hizo coronar a su hijo Ricardo III, Corazón de León, duque de Aquitania y de Poitou, dos regiones florecientes y muy ricas francesas que le pertenecían, por vía materna. Recomenzaron las disputas familiares, odiosas en la casa d´Anjou. Los Plantagenet tenían su genio. Enrique II mostró su energía. De Normandía viajó de inmediato a Inglaterra para aplacar la revuelta. Al desembarcar, pasó por Canterbury, descendió del caballo, se desnudó y recibió las disciplinas de los setenta monjes. Luego de este gesto, triunfó en todos lados. La nobleza cedió; sus hijos le rindieron homenaje, la Corte Eclesiástica aceptaron, igual que los monjes acusados de traición, que fueron juzgados.
Para llegar a este compromiso mal hecho, los dos hombres más destacable de su tiempo habían estropeado dos vidas y una amistad.
ADMINISTRACION, JUSTICIA Y POLÍTICA
Fue un período esencial de la historia inglesa. La obra del rey había sido más fácil que la de Francia. Los países de Gales y de Escocia fueron difíciles de asimilar, pues no estaban anexados. La iglesia parecía -hasta el fin de su reinado- sometida al rey, que controlaba todas las comunicaciones del clero con Roma, vigilaba la elección de los obispos y se esforzaba en reconciliar a los monjes de Canterbury y los obispos del reino, que se disputaban la elección de los Arzobispos.
La Reina Leonor, rebelde a su marido y conspiradora junto a su hijo Ricardo estaba prisionera en un castillo. El rey tuvo muchas amantes y su mujer era ocho años mayor que él. Se habían amado locamente en su juventud. Leonor que habia bellisima tenía predilección por su hijo Ricardo; a él le cedio Aquitania y las otras provincias del oeste de Francia. El heredero, que murio sería rey de Inglaterra y el tercer hijo, duque de Normandía. En total habian tenido 7 hijos, 4 varones y tres mujeres.
Para llegar a este compromiso mal hecho, los dos hombres más destacable de su tiempo habían estropeado dos vidas y una amistad.
ADMINISTRACION, JUSTICIA Y POLÍTICA
Fue un período esencial de la historia inglesa. La obra del rey había sido más fácil que la de Francia. Los países de Gales y de Escocia fueron difíciles de asimilar, pues no estaban anexados. La iglesia parecía -hasta el fin de su reinado- sometida al rey, que controlaba todas las comunicaciones del clero con Roma, vigilaba la elección de los obispos y se esforzaba en reconciliar a los monjes de Canterbury y los obispos del reino, que se disputaban la elección de los Arzobispos.
La Reina Leonor, rebelde a su marido y conspiradora junto a su hijo Ricardo estaba prisionera en un castillo. El rey tuvo muchas amantes y su mujer era ocho años mayor que él. Se habían amado locamente en su juventud. Leonor que habia bellisima tenía predilección por su hijo Ricardo; a él le cedio Aquitania y las otras provincias del oeste de Francia. El heredero, que murio sería rey de Inglaterra y el tercer hijo, duque de Normandía. En total habian tenido 7 hijos, 4 varones y tres mujeres.
Enrique II se interesaba en los negocios de todas las cortes de Europa y los viajeros eran siempre bien recibidos. Reinaba el orden. la justicia real prevalecia Su fin era lograr que en todas las provincias de Francia, la corte de justicia rigiera como la imagen local de la Curia real.
En un edicto sabio, el rey declaró que un hombre que fuese un mal sujeto fuera expulsado del reino, aún si era absuelto.
CLASIFICACION DE LOS CRÍMENES
CLASIFICACION DE LOS CRÍMENES
A principio del S XIII, el Papa prohibió las torturas del agua y del fuego.
El peor crimen era traicionar, matar o destronar al Rey. La sentencia era cruel, pero de la salvación del monarca dependía la paz del reino.
El peor crimen era traicionar, matar o destronar al Rey. La sentencia era cruel, pero de la salvación del monarca dependía la paz del reino.
En ese siglo renace la crueldad religiosa. Otros crímenes eran el homicidio, matar a su mujer o un amo a su servidor, el ataque a mano armada y el robo, castigados con la muerte o la mutilación; pequeños delitos eran castigados poniéndolos en una posición donde eran golpeados por el pueblo. Las mujeres -que hablaban mucho o calumniaban- eran atadas en una silla fija a la punta de una rama y sumergidas en un estanque. La función era mantener el orden y arrestar a los criminales.
Enrique II había exigido que para tener armas, todo hombre libre debía jurar consagrarlas al servicio real. A veces era una lanza o un casco o una armadura. El dueño de casa era responsable de todo acto de traición familiar en su hogar.
Enrique II había exigido que para tener armas, todo hombre libre debía jurar consagrarlas al servicio real. A veces era una lanza o un casco o una armadura. El dueño de casa era responsable de todo acto de traición familiar en su hogar.
Enrique y Godofredo habían muerto. Ambos estaban casados y dejaron cada cual un hijo.
Ricardo III complotaba con el delfín de Francia, Felipe Augusto, hijo del piadoso Luis VII; era un joven hábil y frío, que estaba dispuesto a reconquistar Normandía mientras los hijos de Enrique II apuntaban hacia el trono de Francia.
Enrique II, ya viejo y solitario, sólo amaba a su benjamín, Juan sin Tierra y, puesto que dejaba Inglaterra a Ricardo III y también Normandía, quería dejarle Aquitania a Juan, pero esas tierras se las había otorgado su madre a su hermano y 'este se negó a entregárselas a Juan. Ricardo III amaba esta región rica y alegre, más que el resto de su herencia. Habiendo muertos sus dos hermanos mayores, éste pasaba a ser el heredero de todo el reino, que era inmenso.
Antes de su muerte, Enrique II vio la ciudad en llamas, donde había nacido y donde estaba enterrado su padre que habia estado cercada por el rey de Francia. Su muerte fue trágica; sus hijos lo odiaban. el menor, Juan, su favorito, luego de un acto traidor se cobijo en
A este gran hombre de Estado lo sucedió un caballero errante, Ricardo III, quien tenía toda la violencia de los Plantagenet, pasion por las mujeres y un gran coraje. Mientras su padre tuvo fines prácticos y prudentes, Ricardo III buscaba la aventura y despreciaba la prudencia; poeta, trovador, amigos de todos los nobles guerreros de la región, deseaba jugar en la vida el rol romántico del caballero. Al principio del régimen feudal, no tenía otra obligación que servir, a cambio de tierras y obsequios. Pero la Iglesia y los poetas habían enriquecido este contrato con asociaciones más bellas. Armarse caballero se había vuelto una ceremonia cristiana. Quien fuera armado caballero debía tomar un baño simbólico de purificación. Su espada quedaba esa noche en el altar y debía hacer vigilia rezando en la capilla del castillo. La espada tenía dos filos, porque con uno debía pegar al opresor del pobre, y con el otro, al fuerte que oprimía al débil.
Ricardo, desde que recibió la herencia paterna vació el tesoro, vendió algunos ducados y se embarcó junto al rey frances, Felipe Augusto, hacia Jerusalén, como amigos y rivales. Ricardo tuvo ocasión de mostrar su coraje, aunque no pudo liberar el sepulcro; se hizo odiar por su insolencia y su crueldad.
Felipe Augusto regresó a Francia para preparar una tradicion contra Ricardo, a quien Austria hizo prisionero a su regreso e Inglaterra tuvo que pagar un muy elevado rescate. para conseguir su libertad.
El emperador de Austria aceptó liberarlo. A su regreso, fue recibido con entusiasmo y esplendor por los ciudadanos, pero en vez de sentirse agradecido, les impuso nuevos impuestos. La situación era peligrosa. Felipe Augusto invadió Normandía; Aquitania se sublevó y Anjou y Poitou se unieron a Francia contra Ricardo III (eran las provincias heredadas por parte de su madre). Para defender Normandía Ricardo III construyó una de las más bellas fortificaciones sobre el valle del Sena.
Francia se disputaba Normandía, cuando Ricardo III fue herido por una flecha que se le infectó y murió en fin del SXII. Fue un mal hijo, un mal hermano, un mal marido y un mal rey, aunque debemos tener en cuenta su leyenda, su popularidad y la fidelidad de su pueblo. Tal vez fue un ejemplar que hoy condenaríamos, aunque en ese entonces se lo aceptaba públicamente.
El rey dejo ciertas leyes: “Ningún hombre libre será encarcelado, exilado o muerto sin un juicio legal por sus pares y su país.” La Gran Carta marcó el fin del período anglo-normando y de la monarquía sin control. Del concepto feudal se paso a una monarquía limitada. Un siglo más tarde será olvidada por el poder absoluto real.
El rey de Francia intentó sin suerte coronar a su hijo Luis rey de Inglaterra pero fracaso en el intento.
El rey de Francia intentó sin suerte coronar a su hijo Luis rey de Inglaterra pero fracaso en el intento.
LAS COMUNIDADES. LAS UNIVERSIDADES
Desde El Siglo XI al Siglo XIII la cristiandad fue considerada en Europa como un imperio espiritual. Las universidades no existían en la Grecia antigua. Los griegos fundaron la escuela de los filósofos y la Academia , pero nunca pensaron en reunir como en Oxford tres mil estudiantes en una ciudad, una de las más importantes del reino donde se encontraban las figuras más famosas del clero inglés.
La primera universidad en Escocia fue San Andrés, fundada en el S XV; los estudiantes de Oxford no eran como en el Medioevo jóvenes nobles; eran los pobres que el clero elegía para la carrera eclesiástica o administrativa. Algunos eran tan pobres que entre tres tenían que compartir la ropa de un estudiante y comían pan y sopa. La vida que llevaban estaba desprovista de santidad. El más ilustre sabio europeo Bacon fue a Oxford desde París, a enseñarles geometría, aritmética y el arte de observar con instrumentos. Bacon escribió su obra magna, casi una verdadera enciclopedia.
La primera universidad en Escocia fue San Andrés, fundada en el S XV; los estudiantes de Oxford no eran como en el Medioevo jóvenes nobles; eran los pobres que el clero elegía para la carrera eclesiástica o administrativa. Algunos eran tan pobres que entre tres tenían que compartir la ropa de un estudiante y comían pan y sopa. La vida que llevaban estaba desprovista de santidad. El más ilustre sabio europeo Bacon fue a Oxford desde París, a enseñarles geometría, aritmética y el arte de observar con instrumentos. Bacon escribió su obra magna, casi una verdadera enciclopedia.
Las universidades tuvieron un rol importante en la política. En diferentes universidades se juntaban y aprendían a conocerse. Las clases se mezclaban. El espíritu de Oxford era independiente. Toda pelea política o religiosa estaba sujeta a motines universitarios. Un legado papal, que había ofendido al clero, fue perseguido por los ingleses, irlandeses y galeses, pero sólo pudieron matar a su cocinero con una flecha. El Rey tuvo que enviar a sus soldados a esta ciudad para liberar al prelado romano y calmar los ánimos. Pronto la iglesia se dio cuenta del peligro que representaba la unidad de los fieles en esta multitud de jóvenes, tan fácilmente seducidos por toda doctrina nueva imponiendo el orden sobre las universidades.
Surgieron dos nuevas Órdenes religiosas: los Agustinos y los Carmelitas. Estas no prendieron en Inglaterra, quien recién tomó conciencia de su origen nacional; irritaba más bien a los fieles; el conflicto estalló más tarde, pues el germen ya existía.
A principio del siglo XIII, Muere Juan sin Tierra, el último vástago de Enrique II y de Eleonora de Aquitania. El nuevo rey, Enrique III, tenía nueve años al heredar el trono. Durante la regencia, los soldados se ocuparon de la seguridad del país. La pérdida de Normandía los separaba de sus dominios franceses.
Enrique III no tenía ni la crueldad ni el cinismo de su padre. Hizo reconstruir la abadía de Westminster. No estaba hecho para reinar sobrela Inglaterra de ese siglo. Cuando las fuerzas reales quisieron imponer las reglas, se volvió absolutista. En tiempos nacionalistas, no era inglés. Se casó con una joven francesa y estaba rodeado de los tíos de su mujer. Era muy devoto; su poca popularidad aumentó durante los treinta años de su reinado; llegó al límite, cuando aceptó del Papa el reino de Sicilia para su segundo hijo. Si hubiera durado la soberanía, se habría transformado en una oligarquía. El Rey juró pero luego le pidió al Pontífice que lo absolviera de su juramento; los barones protestaron. Estuvieron de acuerdo que San Luis, rey de Francia, ejerciera de arbitrio. Desde principio del S XIII, Juan sin Tierra había aceptado cuatro caballeros por cada Shire.
Surgieron dos nuevas Órdenes religiosas: los Agustinos y los Carmelitas. Estas no prendieron en Inglaterra, quien recién tomó conciencia de su origen nacional; irritaba más bien a los fieles; el conflicto estalló más tarde, pues el germen ya existía.
A principio del siglo XIII, Muere Juan sin Tierra, el último vástago de Enrique II y de Eleonora de Aquitania. El nuevo rey, Enrique III, tenía nueve años al heredar el trono. Durante la regencia, los soldados se ocuparon de la seguridad del país. La pérdida de Normandía los separaba de sus dominios franceses.
Enrique III no tenía ni la crueldad ni el cinismo de su padre. Hizo reconstruir la abadía de Westminster. No estaba hecho para reinar sobre
Juan fue un rey pérfido; Enrique III un rey débil. La Gran Carta anunció la transformación de los hábitos feudales en ley común, que los reyes debían respetar. El período entre principio del S XI hasta y el S XIII- fue en la historia de Bretaña muy fecundo; la colonia Normanda -fundada en tiempos de la Conquista por cinco mil aventureros- se desarrolló de tal modo a través de los siglos siguientes, que cortaría todos los lazos con el Continente.